La Casilla Empresa Solidaria, el principio de la colaboración

Son los últimos días para presentar la declaración del Impuesto de Sociedades y para decidir, en él, marcar una casilla que genera un gran impacto positivo en la comunidad. Se trata de la Casilla Empresa Solidaria, un gesto libre, con coste cero, con el que se elige destinar el 0,7% de la recaudación a financiar proyectos de interés social gestionados por el Tercer Sector, que conocen de primera mano dónde son necesarios los recursos: en 2021 realizó más de 46,2 millones de acciones directas y contó con la colaboración de más de 2,7 millones de voluntarios.

Gracias a las personas y empresas que decidieron marcar la Casilla Empresa Solidaria, en el ejercicio de 2018 la cantidad recaudada superó los 24 millones de euros, un importe que ha ido en aumento en los años posteriores: en 2019 y 2020 se lograron recaudar 33 y 36,6 millones de euros respectivamente.  Las entidades del Tercer Sector, que conocen sobre el terreno las necesidades, dedican esta financiación a desarrollar proyectos para las personas que más lo necesitan.  

Se trata de un gesto que ejemplifica la necesidad de tender puentes y de apostar por la colaboración público-privada, con los beneficios que conllevan las alianzas entre el Tercer Sector y el mundo empresarial. «Las empresas somos y tenemos que ser agentes de cambio. Cada vez más nos encontramos con que la sociedad, nuestros equipos y empleados nos exigen que hagamos algo más que nuestra misión como corporación. Para conseguirlo, es fundamental ir de la mano de organizaciones con las que compartamos valores y que nos den garantía de éxito», explicaba Cristina del Campo, directora de Comunicación y RSC de Pelayo y gerente de la Fundación Pelayo, durante la presentación de la Casilla Empresa Solidaria 2022.En su opinión, quien mejor conoce cómo hacerlo son aquellas entidades que saben cómo conseguir que el dinero sea lo más eficiente posible.

En el caso de su organización, esa alianza se ha llevado a cabo junto a Cruz Roja, entidad de referencia en la atención a los colectivos en situación de vulnerabilidad. En los últimos 22 años, juntos han realizado proyectos importantes de temas relacionados con la infancia, el empleo o la atención durante momentos de emergencia como los atentados del 11-M, la pandemia o la crisis humanitaria de Ucrania. «Esta colaboración es una vía para canalizar no sólo una ayuda económica para las acciones, sino el intercambio de conocimiento de ambas entidades o la generosa implicación de los empleados de la compañía», insiste Leopoldo Pérez, secretario general de Cruz Roja. No se queda solo en palabras: por ejemplo, gracias a esta colaboración se ha podido impulsar un proyecto para seguir acompañando a jóvenes en riesgo de exclusión que al cumplir la mayoría de edad quedan fuera de los programas de tutela.

Mucho más que una casilla

En el ecosistema de colaboración, las entidades adquieren un rol pedagógico con sus propios empleados, proveedores y clientes que trasciende la mera financiación. «Juntos podemos hacer mucho más. Se necesita implicar a la sociedad civil y a las empresas, pero no podemos ir por libre. Hacer lo que mejor sabemos multiplica nuestra capacidad de impactar: nosotros tenemos conocimientos y capacidades en ámbito financiero, y eso puede ayudar a tener fuerza en los demás, por ejemplo, informando a nuestros clientes para que marquen la Casilla Empresa Solidaria», insiste Marta Colomina, directora general de la Fundación PwC y directora de Marketing y RSC de PwC España.

En su caso, además de con otras entidades, colaboran desde hace doce años con Cáritas para impulsar y desarrollar estrategias conjuntas de acción social. Además de colaboraciones puntuales en casos de emergencia, han desarrollado conjuntamente un programa para canalizar la solidaridad de sus propios profesionales, una plantilla joven –la media está en treinta años– que les demanda ayuda para saber cómo ayudar. «Uno de nuestros mayores éxitos ha sido consolidar una relación duradera y estable que nos ha permitido avanzar en la construcción de un mundo más justo y más solidario. La colaboración trasciende la aportación económica: es un compromiso mutuo por avanzar en la respuesta a las necesidades sociales», apunta por su parte María Ángeles García, coordinadora de Relaciones con Donantes e Instituciones de Cáritas. Gracias a ello, han logrado que más de cien profesionales de PwC se impliquen activamente con la organización y destinen, por ejemplo, una parte de su nómina a la financiación de diferentes programas sociales.

Poner el foco en las alianzas a largo plazo y no solamente en las actuaciones puntuales es clave para las empresas y las organizaciones del Tercer Sector, pero no es suficiente. «Es necesaria una colaboración muy estrecha entre las administraciones, las empresas y las entidades para poder seguir avanzando. El sector público tiene que generar marcos normativos y presupuestarios que sirvan para marcar las reglas del juego, pero también se necesitan los brazos que los lleven a término», explica Rafael de Lorenzo, secretario general de la ONCE. «Desde los años 80 y 90, uno de los grandes avances ha sido hablar con el sector privado para ver que era importante contar con marcos normativos, pero también con las empresas como prescriptoras, que dieran garantías en los procesos formativos, por ejemplo, en materia de inserción laboral», añade. ¿Un ejemplo que aporta un triple impacto social, económico y medioambiental? El proyecto Recycling4all, impulsado junto a la Fundación Repsol, especializado en el reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) y reconocido el pasado año con el Premio Empresarial de Vocento en la categoría de Integración Laboral por la creación de puestos de trabajo de calidad para personas con discapacidad.

Más allá de este reconocimiento, la alianza junto a Repsol le ha permitido establecer una larga relación de apuesta por el talento que se ha traducido en la contratación de 600 personas con discapacidad en la corporación. «Nuestra empresa es la empleadora, pero la ONCE es la inspiradora. Gracias a ella, empezamos a ver el talento poniendo el foco en las capacidades y no en las capacidades, un gran prejuicio arrastrado por todos a lo largo de los años. Uno de nuestros grandes proyectos es la formación para la integración laboral de personas que se encuentran con la doble vulnerabilidad que acarrea la discapacidad, tanto en la falta de formación como de experiencia profesional», subraya Salvador Lorenzo, gerente de Diversidad en la Dirección de Talento, Cultura y Transformación de Repsol. 

Sea cual sea el tamaño de la empresa, todas pueden hacer algo para liderar el cambio y servir de inspiración y referencia a las demás para ayudar a las entidades del Tercer Sector a materializar proyectos con impacto positivo en la sociedad. Y marcar la Casilla Empresa Solidaria puede ser un primer paso para conseguirlo.

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